Luciana Inés es su nombre,
trozito de carne y anhelos,
pliege con profundos suspiros.
hoy acunamos bajo este cielo.
Que miren las chispas del fuego,
la misma hoguera que otrora
ardiera en sueños de gloria
sumida quedaron bajo su llanto.
La niña que juega carrera
a un sol que surge sin prisa
reclama a la fuente de vida
las gotas de néctar divino.
Miro tras sus miradas
atrapado en un mundo sin tiempo
si pareciera una tarde de enero
cuando soñara, y soñara sus juegos.
3 comentarios:
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Muchas gracias
Con este poema entiendo que finalmente llegó la paz... ya no hay caos para contar... pero de vez en cuando puedes tirar alguna noticia, dale?
Besos!
Muy bonito poema.
una casualidad, ese es mi nombre.
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