viernes, 27 de julio de 2007

Luna

Amigo, noche y desvelo.
Suelo cursar palabras
cuando ella besa sus cerros.
¿Que podré decirle, cuales
serán mis palabras y versos?
Suspendido sobre esta tierra,
miro en sueños al cielo.
Pregunto por los sentidos,
esencias de cosas y hombres,
suelo nombrar al destino, sólo
por eso se esconde, iluminas
con frio semblante, esta noche
y me cubres en plata y brillos.
Amigos inseparables,
de largas noches con frio,
tu tienes tus cerros, y yo
sólo tu brillo eterno.

martes, 3 de julio de 2007

No sólo el fuego

Ay sí, recuerdo,
ay tus ojos cerrados
como llenos por dentro de luz negra,
todo tu cuerpo como una mano abierta,
como un racimo blanco de la luna,
y el éxtasis,
cuando nos mata un rayo,
cuando un puñal nos hiere en las raíces
y nos rompe una luz la cabellera,
y cuando
vamos de nuevo
volviendo a la vida,
como si del océano saliéramos,
como si del naufragio
volviéramos heridos
entre las piedras y las algas rojas.

Pero
hay otros recuerdos,
no sólo flores del incendio,
sino pequeños brotes
que aparecen de pronto
cuando voy en los trenes
o en las calles.

Te veo
lavando mis pañuelos,
colgando en la ventana
mis calcetines rotos,
tu figura en que todo,
todo el placer como una llamarada
cayó sin destruirte,
de nuevo,
mujercita
de cada día,
de nuevo ser humano,
humildemente humano,
soberbiamente pobre,
como tienes que ser para que seas
no la rápida rosa
que la ceniza del amor deshace,
sino toda la vida,
toda la vida con jabón y agujas,
con el aroma que amo
de la cocina que tal vez no tendremos
y en que tu mano entre las papas fritas
y tu boca cantando en invierno
mientras llega el asado
serían para mi la permanencia
de la felicidad sobre la tierra.

Ay vida mía,
no sólo el fuego entre nosotros arde,
sino toda la vida,
la simple historia,
el simple amor
de una mujer y un hombre
parecidos a todos.

Pablo Neruda